domingo, 23 de marzo de 2014

Comer para eliminar las toxinas

Prueba a energizar tu cuerpo y tu mente con una limpieza general.

detox
La fruta puede ser un gran desintoxicante.
Imagínate por unos momentos que eres una flor. Suena raro, pero créetelo. Esta flor ha estado recogida todo el invierno, esperando que salga el sol y aumenten las temperaturaspara florecer de nuevo. Lo extraño es que, cuando el sol finalmente llega, no creces. De hecho, estás alicaído. Resulta que el agua de donde beben tus raíces está lleno de toxinas. ¿Qué es lo que necesitas? Desintoxicarte, señala Peter Blumenauer, cofundador del programa Clear the toxins.
A los humanos las toxinas nos llegan a través de la comida, el agua y el aire, los canales por donde llegan pesticidas, estimulantes o metales pasados, entre otras sustancias tóxicas, dice Blumenauer. El propio cuerpo también genera toxinas –los desperdicios metabólicos–, un proceso natural de la digestión y la respiración.
Aunque venimos equipados de serie con mecanismos para eliminar las toxinas, demasiado azúcar, cafeína y comidas procesadas, poco ejercicio y estrés, entre otros factores, ralentizan nuestra capacidad natural de eliminación. ¿Cómo saberlo? La falta de energía, el agotamiento, las ojeras, la piel reseca o acumulación de líquidos son algunos de los síntomas de que el organismo tiene un exceso de toxinas.
“Hay un desconocimiento generalizado sobre las sustancias y alimentos que nos intoxican”, señala Marta Herce, experta en alimentación energética y natural en cuyos consejos basamos esta guía. “Muchas veces nos duele la cabeza o estamos cansados y no nos darnos cuenta de que ese malestar podría haber sido provocado por lo que hemos comido o bebido hace dos horas.” La falta de conciencia y de sensibilidad, señala Herce, impiden relacionar el cansancio o la inestabilidad emocional con el azúcar, o la agresividad con la carne, por ejemplo.

Herce recomienda mantener un programa de depuración durante 21 días, el tiempo que tardamos en establecer nuevos hábitos. Pasado ese tiempo, quizás podamos mantener parte de esas buenas costumbres.
De acuerdo con Herce, un programa de depuración se apoya en tres pilares:
1. Eliminar la fuente de toxinas 
- Evitar todos los alimentos procesados y con toxicidad. La lista es larga. Entre los principales culpables, se encuentran: azúcares refinados de todas clases (blanco, moreno, de caña…); endulzantes muy concentrados (miel, sirope de arce…); endulzantes refinados (mermeladas con azúcar, chocolate, sacarinas, fructosa…) ; pastelería; estimulantes (cafés, tés, bebidas con gas y azúcar, alcohol, coca cola); aceites y grasas saturadas y en exceso (aceite de oliva, nata, crema…); verduras solanáceas (pimientos, berenjenas, patatas, tomates, espinacas…); aditivos (colorantes, aderezos, salsas y aliños comerciales…); exceso de picantes y vinagres; leche y productos lácteos; productos animales (carnes rojas, embutidos, aves, huevos…); horneados (pan, bollería…especialmente con harina blanca); comidas preparadas; aperitivos y platos muy salados; ahumados; alimentos enlatados; pescado de piscifactorías con mucha toxicidad como lubina, dorada, rodaballo y salmón.
- Consumir alimentos ecológicos, preferiblemente locales y de estación.
- Eliminar malas bacterias en el sistema digestivo y potenciar nuestra flora. ¿Cómo? Presta atención a dos cosas:
Prebióticos, las fibras hidrosolubles de la fruta y de la verdura que nutren las bacterias “buenas”, y promueven tanto el tránsito digestivo como el equilibrio ecológico (Herce recomienda nabos, rabanitos, puerros, espárragos, legumbres, manzana, etc.). Es importante la masticación.
Probióticos: cepas de bacterias selectas y beneficiosas para nuestra salud. Estas bacterias producen nutrientes para nuestras células de las mucosas digestivas y promueven la defensa del sistema inmune.
2. Integrar alimentos saludables y restaurar lo que falta
- Consumir alimentos ricos en nutrientes con fibra, vitaminas y minerales/oligoelementos (verduras, cereales integrales, frutas, semillas y aceites de primera prensada, frutos secos hidratados, legumbres, pescado y algas)
- Cereales integrales (quinoa, mijo y arroz integral, por ejemplo).
- Variedad de leguminosas como lentejas, judías (las azukis y judías con forma de riñón son muy aconsejables).
- Verduras de raíz (como zanahoria, cebolla, nabo), redondas (como la calabaza, col blanca, col verde, coliflor) y de verdes (canónigos, alcachofa, apio).
- Alga (arame, nori, kombu). Son muy importantes para remineralizar y depurar.
- Incluir en las comidas semillas como sésamo, girasol o calabaza, fuente de aceites esenciales omega 3 y vitamina E. Recomendables para un buen funcionamiento de los órganos, sistema circulatorio, pelo y piel.
- Frutos secos (en particular, nueces y almendras hidratadas).

3. Revitalizar
Herce recomienda incorporar una práctica de meditación o yoga, y por supuesto hacer ejercicio y dormir un número suficiente de horas. También recomienda los drenajes linfáticos.
Conviene incrementar a diario los alimentos que ayudan a depurar como: Rabanitos y nabos; champiñones y toda clase de setas; zanahorias, remolacha, pepino; verduras de hojas verdes frondosas e intensas como la col verde, brócoli, puerros, apio, borraja o berros cocinadas ligeramente. Utilizar a menudo jengibre fresco, ajo y especies, y también verduras depurativas como alcachofas, espárragos, remolacha, endivias, hinojo y apio.
Herce señala que las frutas y los zumos son importantes para depurar pero no recomienda una cura de frutas. “Sus efectos extremos afectarán a nuestro metabolismo y fuerza digestiva”, señala. Como bebidas depurativas, recomienda la de zanahoria, a la que se puede añadir manzana, apio y unas gotas de limón; manzana y pera y piña.
Como sustituto a la leche de vaca, alta en grasas saturadas, recomienda las bebidas vegetales de arroz, avena y almendra. Otras bebidas apropiadas a la hora de depurar son el té verde (remueve grasas de origen animal); te bancha y el kukicha, convenientes cuando se sigue una dieta de adelgazamiento porque ayudan a la digestión de las grasas. Otras bebidas: infusión de diente de león; infusiones de menta, anís, hinojo, manzanilla y, por supuesto, agua. Es aconsejable beber de 1,5 a 2 litros.
Herce recomienda cocinar sin demasiadas mezclas, cenar temprano y, sobre todo, prestar atención a lo que se come, una parte crucial del proceso.
Sugerencias para elaborar un menú detox
Desayunos. Comienza con un vaso de agua con un poquito de limón para tonificar el hígado. Media hora después, puedes tomar una infusión. Una buena idea es desayunar una crema de cereales integrales (de mijo, quinoa o arroz); sopa de miso o licuado de verduras depurativas. 

Media mañana
. Tiras de verduras como zanahoria o apio; frutos secos (nueces o almendras); Alga Nori tostada (puede tomarse cuando apetezca a lo largo del día) o algo de fruta.

Comida
. Incluir una sopa (tonifican la digestión) Por ejemplo, de miso. La fórmula es esta: 25 por ciento de proteína vegetal (legumbre o tofu) o pescado. 25 por ciento de cereal integral (arroz integral, quinoa o mijo). 50 por ciento de verdura de raíz, redonda y hoja verde.

Media tarde
. Compota de frutas o licuado de verduras o frutas

Cena
. Temprano, para que dé tiempo a hacer la digestión. Crema de verduras de raíz o redondas (son ideales para por la noche porque relajan) o de verduras verdes. O sopas con miso blanco, algas y verduras de raíz, redondas y verdes. Cereal integral. Proteína (recomendable por la noche vegetal, mejor que pescado).
Y de postre, repetir 20 veces el mantra: “que tu alimento sea tu medicina”.

jueves, 6 de marzo de 2014

«Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos».



El Dhammapada, uno de los textos budistas más influyentes, inicia de esta manera: «Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge
de nuestros pensamientos».

Estas palabras se le atribuyen a Buda y se remontan a unos 2500 años, tiempo también que ha tardado la ciencia occidental en reconocer el poder de la mente sobre el cuerpo. Pero parece que por fin, a la luz de la evidencia, el pensamiento científico acepta que el pensamiento —sin reconocer del todo algo como la “energía psíquica”— es fundamental al moldear los estados físicos que experimentamos.
Una de las publicaciones de divulgación científica más importantes del mundo, la revista New Scientist, dedica una reciente edición al poder de la autosanación. Como bien dice la editora Jo Marchant, ya no se necesita ser hippie para creer en el poder de la mente, ahora la ciencia, apoyada en investigaciones rigurosas, puede constatar que la mente es clave en la salud y que probablemente sea el “ingrediente activo” más importante de toda la medicina.
Diferentes estudios en torno al placebo, la hipnosis, la meditación, el pensamiento positivo, la confianza y la intención (entre otros que analizaremos más adelante), muestran que la mentalización ejerce una influencia significativa en determinar el estado de salud de una persona. Esto funciona en ambas direcciones: personas que muestran un alto grado de fe, confianza en sí mismas (o en los placebos), que meditan, visualizan o hacen algún tipo de proyección mental, responden reiteradamente mejor a los tratamientos, se enferman menos y tienen un mayor calidad de vida. Personas sometidas al estrés, que exhiben poca confianza —interés e intención—, que pueden ser calificadas como pesimistas y que en suma no utilizan su mente como herramienta para transformar su cuerpo, por el contrario, tienden a enfermarse más y a responder con menor efectividad a todo tipo de tratamientos.
Tal vez podría parecer una simplificación de la vida y de situaciones tan complejas como pueden ser algunas enfermedades, pero de manera profunda nuestros estados mentales se convierten en nuestro estados físicos y, de alguna forma que se nos escapa en la cotidianidad, la mayoría de nuestras enfermedades son el resultado de procesos psíquicos. Aunque la ciencia occidental contemporánea no ha formulado aún una concepción totalmente integral de la salud, en la que ninguna enfermedad esté desligada de un proceso de mente-cuerpo, es probable que avance hacia allá, curiosamente una evolución que es un regreso a las premisas de la medicina y de la filosofía de culturas tradicionales (generalmente consideradas como primitivas por la ciencia moderna): un entendimiento holístico de la naturaleza.
En este sentido, además de explorar diversas técnicas de mentalización para sanar, habría que reflexionar sobre aquellos pensamientos y patrones mentales que nos han llevado a enfermar, muchos de ellos se ocultarán en nuestro inconsciente y querremos evitar enfrentarlos, pero en el proceso de detectarlos y observarlos estaremos iniciando un viaje vital de autoconocimiento en el que cada uno de nosotros puede convertirse en su propio chamán —verdaderamente en el único médico que puede hacer sanar desde la raíz. Hasta que no hagamos consciente nuestro inconsciente, como enfatizó Carl Jung, estaremos predispuestos ante serie de contingencias que permanentemente amenazan con tomar control de nuestro cuerpo y de la dirección que lleva nuestra vida. (Hacer consciente lo inconsciente también permite que se conozca cómo funciona la mente —al ver las causas y los efectos de manera transparente— y de estaforma evita que tengamos que ser hipócritas o impostores pensando positivo buscando una especie de efecto mágico desconocido y llenando el mundo de sonrisas falsas programadas).
Cada pensamiento, cada actividad mental que realizas, es una semilla de lo que serás. No es necesario invocar a la magia para entender esto, sino a la más pura causalidad, a una minuciosa concatenación de eventos y situaciones mentales que van, de la misma forma que el ejercicio físico, moldeando nuestra anatomía psíquica, la cual ejerce potestad sobre nuestro cuerpo. Como suele decirse en el yoga: “el cuerpo no es sólido, solo la mente”. En la medida en la que seamos capaces, a través de la disciplina, de generar estados mentales suficientemente flexibles, podremos seguramente superar los escollos del cuerpo y de ese supuesto determinismo inexorable que presenta la genética.

New Scientist: Heal Thyself
ABRAZAR UN ARBOL
Nuestros antepasados buscaban un árbol para abrazarse a su tronco, cuando se sentían angustiados o cargados de problemas. Por el tronco fluye la savia que da energía directamente de la tierra.


En las técnicas orientales, como el chi-kung, hay una postura que se llama “abrazar el árbol”. Esta posición estática alinea todos los huesos del modo más eficaz posible.
Para los occidentales puede parecer algo ridículo, sin embargo, cada vez más naturópatas lo recomiendan.
Es una forma gratuita de sentirse en comunión con la naturaleza. Cuando caminamos entre los árboles en un parque o un bosque, podemos llegar a sentir la energía que desprenden. Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio y que sus rostros podían verse en la corteza de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento.
Los árboles nos ayudan a establecer contacto con el poder de la naturaleza, nos dan herramientas para sanarnos, relajarnos, fortalecernos, cargarnos de energía vital y son portadores de los mensajes de la madre Tierra.
Existen cada vez más personas que han comprobado los beneficios de abrazar los árboles. Al revés que con las personas que al abrazarlas podemos notar pérdidas de energía debido a factores emocionales, con un árbol siempre notaremos que nos carga, nunca que nos descarga.
No olvidemos que todo ser vivo es energía, y al igual que nosotros, los árboles tienen la suya propia, muchas veces entramos en sintonía y sentimos como fluye expresando nuestra sensación de bienestar, tranquilidad, serenidad, etc. Desde aquí queremos compartir la energía que te aporta cada árbol en concreto, porque cada uno tiene una característica, determinada por su especie, velocidad de crecimiento, entorno.
¿CÓMO CAPTAR LA ENERGÍA DE LOS ÁRBOLES?
La energía que emanan los árboles, al igual que la nuestra, es invisible al ojo físico, es lo que llamamos el aura, muy perceptible sensitivamente. El árbol al igual que las personas está emitiendo vibraciones energéticas constantemente y son perfectamente asimilables por el ser humano, se pueden absorber y podemos beneficiarnos de sus efectos.
Existen dos formas fundamentales de captarla:
A TRAVÉS DE LA ENERGÍA DEL ÁRBOL:
Su extensión es más o menos grande según las características de cada árbol y su situación ambiental. Bastará penetrar en su radio de acción. Este tipo de energía se absorbe con el simple hecho de pasear por un bosque, conscientemente podemos aumentar su captación regulando nuestra respiración a un ritmo tranquilo y algo profundo.
En la práctica, esto lo podemos hacer:
1.- Camina entre los árboles y escoge alguno que te llame la atención.
2.- Acércate a él, obsérvalo y capta su energía, no trates de analizarlo mentalmente o de establecer un vínculo emocional. Sólo nota su tono vibratorio.
3.- Tócalo al mismo tiempo que cierras los ojos, con tu mano izquierda. Reconoce su fuerza y su influencia en el entorno. Observa si es un árbol solitario o un pastor de árboles que tiene influencia sobre el colectivo. Capta si su energía es curativa, o si es protectora y amorosa, o si es sabia, o si es imponente en todo ese territorio o de cualquier otro tipo. Acepta esa energía sin más y pregúntate si deseas recargarte a ti mismo con esa fuerza.
4.- Establece contacto con la energía del árbol mediante tu corazón energético. Vacía tu ruido interno, fluye en el amor y escucha al árbol. Capta su espíritu. Preséntate con tu nombre y entra en un espacio donde la comunicación es energética y no sonora. Puedes pedir consejo sobre cualquier situación que necesites, cargarte de energía, relajarte o aceptar su sabiduría.
5.- Escucha la en tu corazón, da las gracias, levántate y despídete poniendo tu mano derecha sobre su tronco.

EN CONTACTO DIRECTO CON EL ÁRBOL:
Utilizando las manos: A través de ellas podemos realizar una captación más consciente, son una zona muy sensible a la emisión y captación vibratoria ya que en la palma existen varios puntos de entrada y salida de energía. La posición más conveniente es la de seguir las grietas o fisuras de la corteza en el sentido que las presenta el árbol.
Utilizando la espalda: La parte central de la espalda, recorriendo la columna vertebral, se encuentra el canal energético principal del cuerpo. Apoyando esta zona en el tronco del árbol absorberemos la energía que emana.

Abrazar árboles para sanarnos

Tanto las flores como los árboles tienen una radiación energética compatible con la de las personas. Esto quiere decir que podemos usar esa energía que las plantas nos brindan para energetizar nuestro propio sistema energético, el cual está formado por el campo áurico y los chakras principales y secundarios.

FUENTE:
http://lamatrixholografica.wordpress.com/2014/01/29/abrazar-un-arbol/